Manuelcha Prado - Testimonio ayacuchano
Manuelcha Prado Alarcón, más conocido por su nombre artístico, Manuelcha Prado, nació en 1955 en el pueblo de Puquio (provincia de Lucanas, departamento de Ayacucho)
Compositor, guitarrista y trovador, ha recibido apelativos como “el saqra de la guitarra” (el término quechua saqra significa, entre otras cosas, “brujo”). Comenzó su carrera musical a los 12 años, de la mano de músicos campesinos de su pueblo natal. En la década de los 70′ se traslada a Lima, donde es integrante de diferentes conjuntos musicales (incluyendo uno de música tropical). Tras esa etapa decide iniciar su trayectoria como solista, recopilando música nativa de su Puquio, un pueblo descrito con mucha poesía por el escritor peruano José María Arquedas
Entre los sonidos que recoge se encuentran el ”wasichakuy” (música para el techado de una casa), el ”wawa pampay” (música para el entierro de un niño), el alba, el ”atipanakuy” (música de competencia), el ”wallpa waccay”, los diferentes “tonos” de la Danza de las tijeras, el ”ayla” (música para una danza de los jóvenes durante la Fiesta del Agua), el ”torovelay” (música de la fiesta de la herranza de Soras, provincia de Lucanas) y muchos otros.
Arregla todos estos estilos, originalmente interpretados en arpa y violín, para que puedan ejecutarse en la guitarra solista, lo cual representa un logro importante. Por otro lado, en su búsqueda sonora emplea diferentes afinaciones o “temples”, que él mismo ha bautizado con palabras como “comuncha”, “diablo”, “arpa”, “conchucano”, “sanchecerro” y “morochuco”.
En 1981 lanza su primer trabajo, “Guitarra indígena”. Al año siguiente comienza sus giras internacionales, y en 1985 edita “Testimonio ayacuchano”. En 1987 produce “Galopando al sur”, y en 1990 edita, junto con el concertista Raúl García Zárate y Javier Echecopar, el libro ” Música para guitarra del Perú”, usado como libro de texto en las escuelas de música de todo el país.
Manuelcha Prado es un hombre conectado con las raíces andinas, que ha difundido una parte muy interesante del repertorio musical de la Sierra central peruana. Su destreza con las seis cuerdas de la guitarra queda fuera de toda duda, y su trabajo de recuperación y revitalización de la música del Perú más profundo es encomiable.
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