Inti Illimani - Canción para matar una culebra 1979
Comentarios y notas de Marco Castro desde Santiago de Chile
Como se dijo, en septiembre de 1978 se retiró del grupo José Miguel Camus, luego de muchos años con la formación intacta. Es reemplazado por Marcelo Coulón (hermano de Jorge), quien ya había participado en el conjunto durante la grabación del LP “Canto al Programa”, reemplazando a su hermano. Este LP apareció originalmente como “Inti Illimani 8, Canción para matar a una culebra”, grabado en Roma en febrero de 1979, y aparecido poco después, con la distribución del sello Emi Italiana. Vale decir, luego de 7 LP con el anterior sello Vedette-Sciascia-Zodiaco, ahora en Italia se produjo otro “cambio”. Además, aparece como productora “Intermusique”. Eso sí, es el último de los enumerados en Italia: N° 8. Aparece un sonido renovado, aunque el esquema es el mismo que los anteriores: canciones latinoamericanistas, instrumentales, canciones “con contenido social”. Importante aporte en este LP en 4 canciones, la autoría de Patricio Manns: incluye la hermosa “Vuelvo”, en alusión a un eventual regreso del exilio forzado (aún no concretado), “La mar cuando está variable” y la movediza “Sama Landó”. Pero la cuarta de Manns es “vibradora”. Se trata de “Retrato”, una canción armoniosa, donde las voces bien logradas llegan a un grado superlativo: el caso de una modesta trabajadora que vive días de esperanza (gobierno de la Unida Popular), pero ello se desvaneció con el cruento Golpe Fascista de 1973. Hay una notoria subida de medio tono en la tercera estrofa, con anudad de garganta cuando dice: “Cuando ardió la ciudad, cuando el tanque arrasó, y su pueblo cayó traicionado otra vez… “, terminando con un “¡y desapareció!” (¿ detenida desaparecida anónima?). Cabe decir que es de las pocas canciones donde los Inti Illimani han aplicado el recurso de la subida de medio tono, donde la melodía va haciéndose emotiva (un esbozo de esto la habíamos notado en la canción “Alborada vendrá”, grabada dos años antes). El instrumental “Trigales” sigue la tónico de los otros instrumentales andinos, con un charango a la par de quena; en el caso de “Derrota de don Quijote”, es distinto, pues va entonando con mayor lentitud y con el novedoso aporte del violín (ejecutado por un invitado: el italiano Francesco Pignanelli). El tema que da el título es “Sensemaya, canto para matar a una culebra”, de Nicolás Guillén (dentro de su conocida obra poética “Songorocosongo”). Otras canción es “La Petenera” (canción popular mexicana) y “Allá viene un Corazón” (popular venezolana), ambas muy rítmicas. Nos quedan por incluir “Hermanochay” (de Zenobio Dagha), “Polo Doliente” (de Aquiles Nazoa), y… ¡no faltaba!, “Angelita Huenumán” (de Víctor Jara, que éste editó en 1970).
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